Combustión: Cine necesario para crear industria en el cine español

Daniel Calparsoro es el director encargado de presentarnos este thriller mezcla de robos, atracos y carreras ilegales de coches que se presenta como la alternativa española al blockbuster americano. Precisamente a un mes justo del estreno en España de la sexta entrega de la taquillera saga A todo gas.

El resultado es una película correcta en la técnica cinematográfica con un reparto a la altura sostenido por el triángulo amoroso que forman Álex González, Adriana Ugarte y Alberto Ammann al que rodean María Castro, Marta Nieto, Luis Zahera y Christian Mulas, entre otros. El trío protagonista está excepcional, pero si tengo que elegir, me quedo con Alberto Ammann, este actor es todo un descubrimiento que le debemos a Daniel Monzón y al equipo de casting de Celda 211.

Álex Gonzalez, Adriana Ugarte y Alberto Ammann. Foto: Dioni Palacios

Hemos dicho que la técnica es correcta, no esperaba menos de Calparsoro uno de nuestros directores más familiarizados con el cine de acción. Pero la puesta en escena, sobretodo en las secuencias en las que transcurren las persecuciones y carreras de coches, adolece de cierto realismo de batalla. Vaya, que se nota que las limitaciones presupuestarias no admiten golpes y rozaduras en los vehículos. Mención especial para Carlos Jean y la trepidante banda sonora musical que ha elaborado para el filme, compensa otras carencias.

El guión no nos descubre nada nuevo, ni hace falta, cumple y punto. Voy a intentar ser condescendiente en esta parcela, pues ya que no exigimos excelencia en la narrativa audiovisual a los productos enlatados procedentes de Hollywood, tampoco debemos exigírsela a un producto que entiendo necesario para nuestra industria cinematográfica (si me permitís llamarla así) en un momento que debemos mimar a nuestro cine en la taquilla.

Ojalá rompa la taquilla, ojalá se produzcan en España más películas de este tipo pues son los éxitos con los que podemos financiar otro tipo de películas que nos llenan más los sentidos pero que, por desgracia, no llenan los bolsillos.